En esta bóveda absurda
De recuerdos elevados
Una mirada cálida,
consciente,
Me devuelve la vida que olvidé ayer,
en latitudes magras e infantiles racionalizaciones.
Sus eternos irises evocan, dilatados,
un entendimiento que perdimos
cuando el tiempo se tornó
En verdugo de anticipaciones mágicas.
La historia terminará aquí,
Sin embargo.
Ambos viajamos a la
vertiginosa velocidad de la poesía
Y algún día,
quizá,
nos reencontraremos
cuando la vida se apiade de nosotros.
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