tu rostro último al inclinarme sobre él,
porque no eras tú y yo sólo abrazaba aquello que el infinito [retiraba. . .]
Fragmento de "Oscura Palabra."
José Carlos Becerra.
Una vez que el tiempo me libere
de la cárcel de tu insomnio—
cuando de su falso entorno
hayan surgido todos los gusanos
y de mi carácter amputada
se encuentre la esperanza—
ya no saldré corriendo
en busca del pasado,
pero te encontraré invariable
entre los escombros de sus minutos perdidos
y te reconstruiré, perfectamente,
en los múltiples umbrales de mi soledad enloquecida.
.