Friday, January 07, 2011

Cuando la vida se apiade de nosotros






En esta bóveda absurda
De recuerdos elevados
Una mirada cálida,
consciente,
Me devuelve la vida que olvidé ayer,
en latitudes magras e infantiles racionalizaciones.
Sus eternos irises evocan,
dilatados,
un entendimiento que perdimos
cuando el tiempo se tornó
En verdugo de anticipaciones mágicas.
La historia terminará aquí,
Sin embargo.
Ambos viajamos a la
vertiginosa velocidad de la poesía
Y algún día,
quizá,
nos reencontraremos
cuando la vida se apiade de nosotros.

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